Dr. Bram van Dam
El ejercicio físico, y sobre todo los deportes de alto nivel, causan una alteración de la homeostasis en el cuerpo humano. Un número de parámetros se adapta a una situación, que desde el punto de vista genético implica una huida o una defensa. El ejercicio físico (los deportes) es un comportamiento compensatorio sociocultural, que sin embargo hace miles de años, tuvo un significado muy diferente. Entonces se trataba de la búsqueda de alimentos o de la autodefensa contra un enemigo real, y ahora se trata de ganar medallas u ocupar un puesto en un ‚ranking’.
Nuestro cuerpo no puede distinguir entre ambas situaciones, de manera que los mecanismos a describir tienen todavía el mismo significado genético que cuando los simios se estaban convirtiendo poco a poco en seres humanos.
Los cambios causados por el deporte (alteración de la homeostasis por el ejercicio físico) se producen a casi todos los niveles y afectan a casi todos los órganos y sistemas de órganos del ser humano, sobre todo:
• El sistema cardiovascular
• Los músculos del esqueleto, tejido conjuntivo (tendones, ligamentos, cápsulas) y los huesos
• Los pulmones y el transporte del oxígeno
• El sistema inmunológico
• El sistema digestivo
• La regulación endocrinológica
• El sistema nervioso y los mecanismos de control del sistema nervioso central
• El sistema de secreción, sobre todo los riñones y la piel
La fisiología deportiva y la medicina deportiva se han centrado durante decenas de años sólo en las alteraciones por la práctica de deportes del sistema cardiovascular, los músculos y los parámetros de la ventilación, porque sólo a nivel macroscópico se podían objetivar las alteraciones (por ejemplo el aumento en volumen de un músculo mediante el entrenamiento de potencia, el aumento del volumen por latido del corazón gracias al entrenamiento de resistencia y el aumento del VO2-max, también en deportistas que practican deportes de resistencia). En los últimos años, nuevas técnicas también han hecho posible la medición objetivable en cuanto a, por ejemplo, el sistema nervioso (cambios en la producción de transmisores y en el potencial de las membrana), el sistema endocrinológico (alteraciones en la relación proporcional entre, por ejemplo, las hormonas ergotropas y las trofotropas como la insulina y el glucagón) ergotrope en trofotrope hormonen als insuline en glykagon) y el sistema inmunitario (medición de determinadas inmunoglobulinas o citoquinas con ayuda de
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anticuerpos monoclonales o la objetivización de las alteraciones de linfocitos producidos con ayuda de una citometría de flujo).
El cuadro construido por la fisiología y medicina deportiva dista todavía mucho de ser completo. Muchos resultados de los estudios son difíciles de interpretar, porque ni siquiera está claro si la ciencia ya es capaz de investigar el cuadro en su totalidad: mucho de lo que sabemos ahora sólo son aspectos parciales de la totalidad de los cambios y las adaptaciones. Con toda seguridad no conocemos todavía todas las interleucinas y sabemos muy poco de las funciones de determinados subgrupos de glóbulos blancos. Pero ya se pueden sacar, con mucha cautela, las primeras conclusiones.
Dentro del marco de este módulo nos centraremos en el estado actual de la ciencia que se ocupa de la interacción entre deporte y el sistema inmunológico. Para ello, haremos lo siguiente:
1. Hacer unos comentarios de introducción al estudio del entrenamiento
2. Revelar unos cuantos aspectos específicos de la inmunología
3. Indicar e interpretar (en la medida de lo posible) las alteraciones de dichos aspectos debido al ejercicio físico (deporte a alto nivel)
4. investigar en qué medida los factores, sobre los que el deportista tiene control (por ejemplo la alimentación, la suplementación y la regeneración), puedan prevenir las consecuencias negativas, sobre todo del deporte a alto nivel (por ejemplo el aumento del agotamiento o la mayor incidencia de cáncer en edades más avanzadas).
El deporte a alto nivel significa la mejora y la adaptación de la capacidad de rendimiento dentro del marco de los factores determinantes y limitadores de las prestaciones de un determinado tipo de deporte. Para ello, un primer requisito, aparte de un estudio de dichos factores determinantes y limitadores, es un entrenamiento regular y sobre todo una alternancia eficaz entre carga y regeneración. Hoy en día ya no es posible pertenecer a la élite deportivo nacional o internacional realizando menos de 4 entrenamientos a la semana. En muchos deportes la situación habitual es de varios entrenamientos al día.
Algunos ejemplos:
los corredores de 100 m entrenan regularmente entre 20 y 24 veces a la semana, en sesiones que duran muchas veces más de 2 horas. Así se llega a un tiempo total de entrenamientos de más de 40 - 50 horas.
Triatlón largo (3,8 km de natación; 180 km de ciclismo y 42,192 km de carrera) exige a los atletas los siguientes parámetros en cuanto a entrenamiento (a la semana): 15 – 18 km de natación, 600 – 900 km de ciclismo y 140 – 160 km de carrera. Además, en las fases especiales de preparación, se hacen prácticas del cambio de un deporte a otro. grupos de baile latino-americano entrenan durante 8 a 10,5 horas al día (entrenamiento
Figura 1: La carga causa una disminución de la capacidad de rendimiento; a continuación, después de determinado período de regeneración, se produce una sobrecompensación
Después de la carga viene la regeneración. El tiempo que transcurre entre el punto más bajo de carga y el punto más alto de la sobrecompensación es para casi todas las formas de carga (entrenamiento) y para la regeneración de las estructuras totalmente diferente.
Algunos ejemplos:
Forma de carga o estructura
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Duración de la regeneración
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Fosfato de creatina
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Aprox. 45 segundos
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Carrera de fondo poco intensiva (< 1 hora)
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Aprox. 24 horas
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Carga duradera extenuante
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> 48 horas
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En etapas concretas, dependiendo del período del año, los
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individual, entrenamiento 1/1, entrenamiento de grupos parciales y entrenamiento del grupo completo).
Estos pocos ejemplos demuestran indudablemente que la duración total de carga supera claramente la de una semana normal de trabajo. Por lo tanto, no nos equivocamos al decir que (algunos) deportistas de élite se pueden considerar como (casi) los últimos obreros que realizan trabajos duros.
El consumo total de energía también apunta en esa dirección. Por ejemplo, los ciclistas que participan en pruebas por etapas (Tour de France, etc.) entre 6000 y 10000 kCal al día, y los corredores de pruebas de seis días incluso hasta 12000 kCal al día. Un tracto intestinal no entrenado no puede digerir estas grandes cantidades de comida. La ingesta de líquidos durante las etapas montañosas puede ascender a más de 20 litros al día por corredor (no es de extrañar que en el deporte del ciclismo exista el término ‘aguadores’).
La alternancia entre carga y regeneración ocupa aquí un lugar central. En principio conocemos la fase de la carga como una perturbación de la homeostasis; durante esta fase, el nivel de rendimiento de la estructura sometida a esfuerzo o del deportista en general empieza a bajar gradualmente, véase figura 1.